Con el envejecimiento se pueden presentar algunas pérdidas o
alteraciones en los receptores por alteraciones en algunas vías neuronales y
ellos producen cambios en la percepción olfativa y gustativa. Los cambios en el
olfato y el gusto incluyen una alteración de la intensidad con que se perciben
los estímulos y en la capacidad para discriminar un olor o sabor de otro
semejante en relación al gusto, lo dulce y lo salado parecen ser los más
vulnerables con el envejecimiento. ( Mare, 1975)
Aún no está claro si estas reducciones en la percepción del olor y el sabor se deben realmente a un proceso propio del envejecimiento o son el resultado de otros factores que interfieren, ya que el tabaco, la diabetes y la utilización de determinados medicamentos reducen la sensibilidad olfativa y gustativa de las personas ancianas.
Los estudios de Thornbury y Mistretta (1981), muestran
cambio en el tacto durante el envejecimiento, ya que reduciría ligeramente la
sensibilidad táctil de las palmas de la mano, en la planta de los pies y la de
los dedos con respecto a la presión, pero se mantendría conservada la del resto
del cuerpo.
Referencia: Maria A. Cornachione :Psicología de la vejez: aspectos biológicos, psicológicos y sociales, Argentina -2006
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