Para
los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en
actividades recreativas, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en
bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña
actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios
programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y
comunitarias.
Muchas investigaciones han demostrado que la
práctica física regular incrementa la habilidad de un adulto mayor en sus
quehaceres diarios, reduce los riesgos de enfermedades crónicas específicas,
incluyendo las enfermedades coronarias y baja la tasa de
mortalidad.(Heath,1994)
Los
sistemas más susceptibles al cambio con el ejercicio son:
- El cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico)
- El respiratorio
- El inmunológico;
Además se ven beneficiados:
- La masa metabólica activa
- Los huesos
- Llos músculo
- Los riñones y los receptores sensoriales.
En una revisión de proyectos
realizada por el Departamento de psicología de la Universidad Nacional
de Australia, se demostró que el ejercicio es un antidepresivo, un antiestrés y
mejora los estados de ánimos de las personas que participan en un programa de
entrenamiento
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